Continuidad y cambio en el mundo
medieval
Al
estudiar el extenso período denominado Edad Media, los investigadores reconocen
el siglo XI como un momento crucial en la historia de
Occidente.
Algunos incluso sostienen que fue entonces cuando tuvo lugar el auténtico
comienzo de nuestra civilización occidental, una civilización que optó por
constituirse en un mundo abierto, orientado hacia el crecimiento y con
tendencias expansivas.
La
importancia del siglo XI es que marcó un punto de inflexión en el desarrollo de
Occidente y dio inicio a un período de transición en el cual se mantuvieron
muchas características de los primeros siglos de la Edad Media, mientras
paralelamente se fueron gestando nuevos procesos que impulsaron
transformaciones en todos los ámbitos de la vida de la sociedad, los que al
consolidarse, dieron paso a la Edad Moderna. La potencia creadora de la
civilización occidental se manifestó entonces con fuerza, echando por tierra la
idea, ya obsoleta, de una Edad Media oscura y retrasada.
En
el período que se extiende desde el siglo XI hasta el siglo XV, es posible
percibir múltiples elementos de continuidad y de cambio respecto del anterior. Ellos nos permiten comprender el lento
tránsito de una época a otra y reconocer las raíces medievales del mundo
moderno. En esta etapa, a grandes rasgos, podemos señalar que:
•
La sociedad siguió expuesta a las guerras, las epidemias y las hambrunas,
pero
las invasiones se detuvieron, los europeos tomaron la iniciativa para avanzar
sobre nuevos territorios, se redujo en parte la inseguridad y la población
comenzó a aumentar apoyada por las mejoras en la agricultura y la ampliación
del espacio cultivado. Eran los inicios de una expansión demográfica, económica
y territorial.
•
La población siguió habitando mayoritariamente en las áreas rurales y la
agricultura y la ganadería continuaron siendo bases de la economía medieval,
pero las actividades artesanales y comerciales comenzaron a crecer rápidamente,
junto con el uso de la moneda y de nuevas prácticas económicas, estimulando la
vida urbana. En esta etapa, se consolidó la ciudad
medieval (diferente de la ciudad grecorromana), que
fue el ámbito donde se desenvolvieron los principales cambios.
•
La sociedad medieval siguió siendo estamental y mantuvo su esquema tripartito (el clero, la nobleza y el
campesinado), pero en las ciudades se fue conformado un grupo social diferente –la
burguesía– que si bien quedó incorporado al llamado tercer estado,
junto tiempo, el dinero, el trabajo, la familia y la educación coexistieron, eso
sí, durante siglos, con los modelos aristocráticos que se mantuvieron con
vigor.
El
crecimiento sostenido que se venía manifestando desde el siglo XI y que llegó a
su punto máximo en el siglo XIII, se vio bruscamente interrumpido en el siglo
XIV por una serie de calamidades, la peor de las cuales fue la peste negra. La
enfermedad, el hambre, las guerras y los conflictos sociales, marcaron la
crisis de este siglo y produjeron la decadencia de las estructuras del mundo
medieval que
ya
se habían debilitado. Cuando en el siglo XV se inició la recuperación, el mundo
moderno que se venía gestando desde hacía siglos, pudo irrumpir con toda su
fuerza.
Actividades
1. Basándote en los contenidos presentados, establece un elemento de continuidad y un elemento
de cambio en cinco ámbitos de la vida de la sociedad medieval entre los siglos XI y XV.
2. ¿A qué se hace referencia con las expresiones “raíces medievales del mundo moderno” y
“lenta transición del mundo medieval al moderno”?
El inicio de la expansión en
Occidente
A partir del siglo XI, finalizadas las invasiones de
normandos, húngaros y sarracenos, y paralelamente al desarrollo del sistema
feudal, Europa comenzó a experimentar de manera paulatina, ciertos cambios que significaron
un crecimiento demográfico y económico, surgiendo además tendencias hacia una
expansión territorial.
Una
revolución en la agricultura
Uno de los procesos más significativos experimentados por la
sociedad fue el aumento sostenido de la población. El crecimiento demográfico fue resultado de una disminución
de la mortalidad, fenómeno estrechamente vinculado a una mejor alimentación.
Esta fue posible gracias a un incremento
en la producción de alimentos, el que
se explica, a su vez, por importantes cambios que se produjeron en la actividad
agrícola.
Entre los principales elementos que significaron una
“revolución” en la agricultura se cuentan:
• La introducción de adelantos técnicos, como el arado normando, los nuevos sistemas de enganche
animal y el uso de molinos de viento y agua.
• La implementación del sistema de rotación trienal, con el cual se cultivaban cada año dos tercios de un
terreno, en reemplazo del sistema bienal en que la mitad del terreno se
cultivaba y el resto quedaba en descanso o barbecho. Se iba rotando el uso que
se daba a cada tercio.
• La roturación a gran escala, proceso que significó dedicar al cultivo grandes
superficies de tierras improductivas o destinadas a otros usos.
Esto se hizo principalmente a través del desmonte o
eliminación de bosques. El desmonte favoreció una mayor producción, pero cambió
el paisaje europeo para siempre. En el norte de Europa también se desecaron pantanos
y en Flandes y Dinamarca se construyeron diques para hacer retroceder el mar.
Actividad
¿Qué relación existió entre el uso del arado romano y el arado normando con las condiciones
medioambientales en el norte y sur de Europa?
¿De qué formas se ganaron tierras para el cultivo en el norte de Europa? ¿Qué consecuencias
medioambientales crees que tuvo este proceso?
El
renacimiento urbano: la ciudad medieval
La vida urbana había sufrido un retroceso en los primeros
siglos medievales, pero eso no significa que las ciudades hubieran
desaparecido.
Muchas habían perdurado, especialmente aquellas donde
residían obispos, soberanos o sus representantes (condes, duques y marqueses).
Con una población menor y una superficie más reducida, ya no tenían el mismo ajetreo
y movimiento de los tiempos romanos. Sin embargo, seguían siendo lugares donde
acudían mercaderes que viajaban transportando productos como la sal, el hierro
y artículos de lujo que demandaban los más ricos
y que llegaban a Europa a través de comerciantes árabes y
bizantinos.
El origen del renacer urbano
Desde mediados del siglo XI, en un mundo mayoritariamente rural,
las ciudades comenzaron a crecer y surgieron cientos de nuevas ciudades. Esto
fue posible gracias a:
• Los excedentes alimenticios, que permitían nutrir los mercados y abastecer a una
población que se podía dedicar a tareas no agrícolas, como es el caso de
quienes habitan en una ciudad.
• El crecimiento demográfico, que hacía posible contar con una población dispuesta a
dejar el campo y buscar oportunidades en la ciudad.
• Las iniciativas de algunos reyes y señores feudales, tanto laicos como eclesiásticos, que propiciaron la
instalación de mercados y de población dedicada a la artesanía en la proximidad
de monasterios, castillos, etc.
• El aumento de la producción artesanal y del comercio, estimulado por la mayor demanda de productos y el amparo
que se daba a los mercaderes.
Hubo ciudades que crecieron al formarse, junto a sus
murallas, barrios exteriores (suburbios) dedicados a la actividad artesanal y
mercantil. También surgieron nuevas ciudades en torno a abadías, castillos o
fortalezas, siempre en relación con el comercio y el trabajo artesanal. Como muchas
ciudades se desarrollaron al lado de lugares fortificados, llamados “burgos” en
lengua germana, sus habitantes terminaron por recibir la denominación de
burgueses.
El auge del comercio provocó por sí mismo el nacimiento de
ciudades cerca de los ríos, en puertos y en la confluencia de rutas, lugares
donde funcionaban mercados o se desarrollaban ferias.
¿Cómo eran las ciudades medievales?
Desde lejos las ciudades podían parecer grandes fortalezas.
Estaban rodeadas de murallas y para entrar era necesario traspasar sus puertas
o sus puentes levadizos, los cuales se cerraban de noche y habitualmente contaban
con guardias que se turnaban en la vigilancia. En algunas ciudades se ponían
también cadenas a través del río para evitar sorpresas de ladrones o enemigos
que llegaran siguiendo la corriente. Al interior de la ciudad
destacaban algunas edificaciones por su altura: las torres de
los castillos, los campanarios de las iglesias, las suntuosas residencias de los
más ricos y los tejados de las casas que, sobre todo a partir del siglo XIII,
solían edificarse de varios pisos debido a la falta de espacio.
Cuando las ciudades organizaron su gobierno municipal, destacó
el edificio comunal, así como las grandes catedrales que se construyeron en los
siglos siguientes.
Las calles de la ciudad solían ser estrechas, sinuosas y sin
aceras. Algunas estaban empedradas, pero la mayoría eran de tierra, lo que las convertía
en polvorientas en las épocas secas y en fangosas en las épocas lluviosas. La
suciedad era bastante generalizada; si existía algún sistema de desagüe
cubierto, este era muy limitado o deficiente, los desperdicios y los orinales
se arrojaban a las calles, y por ellas circulaban perros, gatos, gallinas y
hasta cerdos.Hasta muy avanzada la Edad Media, la madera fue el principal
material de construcción de las casas, que solían estar adosadas unas a otras, situación
fatal en caso de incendio.
Las ciudades tenían numerosas plazas y plazuelas. La vida
social se realizaba en las calles y estas se animaban de día con el ajetreo de
los vecinos, los vendedores ambulantes, los anunciantes de avisos públicos, el
sonido de carruajes y caballos, etc. El lugar más concurrido solía ser el mercado,
así como el puerto en aquellas urbes que se ubicaban en la confluencia de vías
fluviales o marítimas. La animación del día contrastaba con la noche, en que
reinaba el silencio y la oscuridad. Las calles no contaban con alumbrado
público y los ciudadanos se turnaban haciendo guardia y patrullando con
antorchas.
El desarrollo económico y la sociedad urbana
y los alimentos que llegaban de los campos, traídos por los
mismos productores o los mercaderes que los transportaban.
La actividad artesanal y el comercio en la ciudad
En la ciudad, gran parte de sus habitantes se dedicaba a
diversos oficios que podían consistir en fabricar productos o prestar
servicios. Los más usuales eran los de tejedor, sastre, curtidor, zapatero,
herrero, carpintero, albañil y tonelero. Había además panaderos, carniceros,
barberos, boticarios, etc. Los artesanos trabajaban en talleres situados
en sus propias viviendas, uno de cuyos sectores se abría
hacia la calle, como una tienda, para vender sus productos.
Entre las actividades artesanales, la fabricación de paños
finos fue destacando por su creciente complejidad e importancia. Estas telas
eran muy apreciadas por las clases más adineradas, incluso de otros
continentes, y su elaboración incluía diversas etapas y requería
de mayores espacios. Por ello, se hizo habitual en esta
actividad una creciente división del trabajo, a diferencia de lo que ocurría
con los demás artesanos que elaboraban el producto completo en sus talleres.
Desde muy temprano, quienes ejercían un mismo oficio
tendieron a agruparse para protegerse mutuamente, surgiendo corporaciones
denominadas gremios.
Las primeras asociaciones fueron formadas por comerciantes que se organizaron
para viajar en caravanas, de modo de minimizar los riesgos que existían en los
caminos y enfrentar los pagos que debían hacer a los nobles por cuyas tierras
pasaban. Los artesanos siguieron el ejemplo y así fueron surgiendo tantos
gremios como oficios había en la ciudad.
Los gremios promovían la solidaridad y ayuda mutua entre sus
miembros (reunían fondos, por ejemplo, para socorrer a quien estuviera en
dificultades) y solían colocarse bajo la protección de un santo patrono, si bien
su función principal era regular la actividad
económica que los unía. Buscaban asegurar la buena
calidad de los productos y evitar una competencia que pudiera perjudicar a los
asociados.
Quien no perteneciera a un gremio no podía ejercer su oficio
ni vender sus productos en la
ciudad, prohibición que estuvo respaldada por las autoridades
locales. Las reglas del gremio eran muy estrictas y había inspectores que
vigilaban su cumplimiento. A través de la reglamentación:
• Se señalaba el número de trabajadores, utensilios y
productos a elaborar en los talleres.
• Se fijaban los horarios de trabajo, el precio de los
productos y el monto de los salarios.
• Se exigía trabajar a la vista del público y el uso de
técnicas idénticas para todos.
• Se prohibía cualquier forma de promocionar un producto.
Había trabajadores de tres categorías:
• Maestros: tenían autorización
para ejercer su oficio. Eran dueños de los talleres y podían
vender sus productos. Para acceder a esta categoría era
necesario aprobar un examen frente a las autoridades del gremio y, en algunos casos,
presentar una obra maestra que acreditara su competencia.
• Oficiales: ayudaban
al maestro en su labor, por lo cual recibían una paga, pero no podían
trabajar por su cuenta ni vender productos hasta alcanzar la
maestría.
• Aprendices: vivían en
casa del maestro y se dedicaban a aprender el oficio, tanto tiempo como fuera
necesario.
Actividad
¿Cómo se abastecía una ciudad medieval? ¿Cómo se abastece la localidad donde tú vives?
¿Qué particularidades presentaba la fabricación de paños finos en algunas ciudades?
¿Qué se entiende actualmente por un gremio?
¿En qué oficios de los mencionados crees que participaban más las mujeres?
Compara una vivienda actual con la que aparece en la imagen.
Actividad
¿Cómo se abastecía una ciudad medieval? ¿Cómo se abastece la localidad donde tú vives?
¿Qué particularidades presentaba la fabricación de paños finos en algunas ciudades?
¿Qué se entiende actualmente por un gremio?
¿En qué oficios de los mencionados crees que participaban más las mujeres?
Compara una vivienda actual con la que aparece en la imagen.
El comercio a larga distancia
La reactivación económica también se manifestó en el comercio
a larga distancia, dentro y fuera de Europa. Las ciudades más florecientes fueron
aquellas que lograron generar una industria importante o ser puntos estratégicos
de las rutas comerciales, destacando regiones como Italia del norte, Alemania
del norte, Flandes y Francia del noreste.
Las nuevas prácticas económicas
La reactivación del comercio hizo indispensable el uso de la moneda,
cuya circulación fue aumentando cada vez más. La extremada variedad de monedas
hizo necesaria la intervención de los cambistas, cada vez más
presentes en las ciudades.
Su actividad
pronto se amplió a aceptar depósitos de dinero que ellos se encargaban
de rentabilizar en préstamos e inversiones. Fue el origen de los banqueros, denominados así por
el banco o pequeña mesa en que iniciaron sus negocios. Los bancos de las
principales ciudades europeas llegaron a estar conectados entre sí. Otras
prácticas económicas originadas en la actividad comercial fueron el uso de
libros de contabilidad, la contratación de seguros para las mercancías en
viaje, el préstamo a interés, la creación de la letra de cambio y la formación
de contratos o sociedades en que las personas participaban de un
negocio aportando capital, trabajo o ambas cosas a la vez,
quedando estipulado en un contrato la forma de repartir los beneficios.
Actividad
¿Cuáles eran las dos grandes áreas del comercio marítimo en Europa y quiénes las controlaban?
¿Cuáles eran los dos grandes centros industriales y comerciales de Europa? ¿Cómo se conectaban entre sí?
Actividad
¿Cuáles eran las dos grandes áreas del comercio marítimo en Europa y quiénes las controlaban?
¿Cuáles eran los dos grandes centros industriales y comerciales de Europa? ¿Cómo se conectaban entre sí?
La sociedad urbana y el gobierno municipal
Durante la segunda mitad de la Edad Media, la sociedad
mantuvo una estructura estamental y su carácter rural. Era una minoría la que
habitaba en las ciudades, si bien su población fue creciendo. Allí residían
miembros de los estamentos privilegiados, como los obispos y parte del clero
secular, así como algunos nobles que abandonaron sus fríos castillos y se instalaron
en los centros urbanos donde construyeron lujosos palacios.
Pero la mayor parte de la población urbana estaba constituida
por el grupo de los burgueses, denominación que designaba a quienes vivían en la ciudad y
no pertenecían a los estamentos privilegiados, como era el caso de los
comerciantes y de los artesanos, entre otros.
Los burgueses se consideraban diferentes a los campesinos por
su forma de vida y, sobre todo, por un sentimiento de mayor libertad al no estar
ligados por lazos de dependencia personal con un señor feudal. Esta situación
era resultado de una evolución que se dio con diversas modalidades en las
diferentes regiones de Europa.
Las ciudades no habían escapado de la dinámica feudal, ya que
al ubicarse en dominios de un señor (rey, noble, obispo o abad) le debían
obligaciones.
Pero hubo señores que se dieron cuenta, desde muy temprano, de
la ventaja que significaba conceder a los burgueses las libertades económicas que
demandaban y facilitar el comercio, pues podían beneficiarse con el cobro de
algunos impuestos que gravaban el tráfico e intercambio de mercancías. Los
burgueses negociaron con los señores en forma colectiva y para ello se
asociaron formando la comuna.
Además de libertad económica, les interesaba obtener mayor autonomía para
organizarse, resolver los problemas de la ciudad, asegurar la paz y evitar los
abusos de los señores que perjudicaban a los ciudadanos y a la actividad
mercantil.
Hubo monarcas, así como señores laicos y eclesiásticos, que
acogieron estas demandas y otorgaron cartas o
fueros concediendo libertades y privilegios a
una sociedad urbana, muchas veces, tras haber alcanzado un acuerdo económico.
En algunos lugares, los señores se resistieron a las demandas de los burgueses,
quienes debieron luchar para alcanzarlas.
El resultado fue que muchas ciudades se organizaron por medio
de un gobierno municipal. Este contaba con una asamblea, la cual elegía
representantes que formaban el Concejo o
Consulado, máximo órgano ejecutivo de la ciudad.
El número de concejales o cónsules variaba de un lugar a otro. El gobierno
municipal debía preocuparse de las finanzas y del abastecimiento de la ciudad,
de la inspección de las murallas, reparación de caminos, fundación de servicios
de beneficencia, así como de sostener la milicia comunal.
La justicia era administrada por un tribunal independiente.
A medida que la economía evolucionaba, se agudizaban las
diferencias entre los burgueses en cuanto a la posesión de bienes. Esto
influyó, entre otras cosas, en el gobierno de la ciudad. Los grandes
comerciantes, empresarios y banqueros habían amasado fortunas y vivían en
enormes casas o palacios. Con el tiempo, este grupo adinerado se reservó para
sí el título de burguesía que antes se aplicara a los habitantes de una ciudad.
Su riqueza, a diferencia de la nobleza, no estaba ligada a la tierra, pero la
alta posición alcanzada los hizo ser bien considerados por algunos nobles y, en
conjunto, llegaron a dominar la vida de las ciudades, monopolizando los cargos
políticos.
En un nivel medio estaban los artesanos y pequeños
comerciantes, cuya participación política fue cada vez menor. En el más bajo,
los empleados de los talleres, los criados de los ricos y quienes realizaban
oficios menores.
Las ciudades del centro y norte de Italia fueron las que
alcanzaron mayor autonomía. A partir del siglo XII extendieron su dominio sobre
los territorios de los alrededores y se organizaron como repúblicas.
Actividad
Actividad
¿Qué diferencias existían entre los burgueses y los campesinos respecto a las libertades?
¿Qué eran las comunas y cuáles eran, en general, sus objetivos?
¿Qué eran las comunas y cuáles eran, en general, sus objetivos?
La aventura intelectual: las universidades
En los primeros siglos medievales la cultura había sido un
privilegio casi exclusivo del clero. Los monasterios eran los principales
centros culturales, con sus bibliotecas donde se copiaban documentos y sus
escuelas
que formaban a los futuros monjes e instruí n a algunos
jóvenes de la nobleza. También había escuelas en las catedrales para los
aspirantes al clero secular. Con el incremento de la vida urbana aumentaron las
escuelas catedralicias y municipales, donde muchos burgueses enviaban a sus
hijos para que tuvieran una preparación intelectual que les permitiera
progresar en sus actividades.
La instrucción comenzó a experimentar cambios en las escuelas
urbanas, con la introducción de nuevas materias y métodos de enseñanza. Los
precursores de estos cambios fueron una serie de maestros –todos ellos miembros
del clero– que tuvieron contacto con centros culturales árabes, como Córdoba y
Toledo, donde pudieron acceder a las obras de los antiguos griegos que habían
sido traducidas al latín. Pudieron también imbuirse del espíritu inquisitivo de
los árabes y de un método de conocimiento
que privilegiaba la observación y la experiencia por sobre la
tradición.
Algunas ciudades se hicieron célebres por alguna materia:
París por la filosofía, Bolonia por el derecho, Montepellier
por la medicina. En 1215 se creó en París la primera universidad. A lo largo
del siglo XIII se crearon muchas otras en las diversas ciudades europeas. Las universidades surgieron
como asociaciones o corporaciones de maestros y estudiantes que buscaban la
mayor autonomía posible, desligándose de los poderes episcopales o municipales
de que habían dependido. En todas se hablaba el latín, el instrumento
fundamental de trabajo era el libro y el método descansaba en el comentario y
discusión de textos.
Nuevas órdenes religiosas en la ciudad
La ciudad tenía muchos contrastes. La vida cultural florecía
en escuelas y universidades, mientras la Iglesia reaccionaba con violencia
frente a las ideas que cuestionaban sus enseñanzas; las grandes catedrales
exhibían la riqueza urbana, mientras la miseria se instalaba en los barrios más
apartados.
En el siglo XIII surgieron nuevas órdenes religiosas cuyos
miembros buscaban seguir el ejemplo de Cristo, viviendo con los menos
favorecidos y siendo pobres entre los pobres. Renunciaban a sus bienes
materiales y vivían de la limosna, mendigando el pan o trabajando para
obtenerlo. Se denominaron órdenes mendicantes, y a sus miembros, frailes. Cuando se les obligó a vivir en conventos, los construyeron en
los suburbios para hacer su apostolado entre los pobres y enfermos de la
ciudad. Las dos principales órdenes mendicantes fueron fundadas por el italiano
Francisco de Asís, los franciscanos, y por el español Domingo de Guzmán, los dominicos. Las órdenes
mendicantes se extendieron con rapidez y también se crearon conventos
femeninos, como los de las clarisas, orden fundada por Clara, discípula de San
Francisco.
Los frailes también se interesaron por la predicación, de
modo de estimular la devoción de las personas, así como combatir la herejía, es decir, toda
postura que se apartara de la doctrina de la Iglesia Católica.
Para ello tuvieron que adquirir una sólida instrucción en las
escuelas urbanas y universidades. El más importante teólogo del siglo XIII fue
el dominico Tomás de Aquino.
La lucha contra la herejía: la Inquisición
En la visión de la época, la herejía era una enfermedad
contagiosa que destruía el alma de las personas. Por ello había que proteger a
la sociedad y, si se consideraba necesario, terminar con el hereje,
condenándolo a morir en la hoguera. Desde el siglo XII existieron inquisidores
que investigaban y juzgaban los posibles casos de herejía.
En 1231, el Papa Gregorio IX dispuso que el Tribunal de la
Inquisición estuviera formado por inquisidores directamente dependientes del
Papado.
Debían identificar a los sospechosos de ser herejes,
disidentes de la fe católica, investigarlos y juzgarlos, castigándolos si
después de determinar su culpabilidad no aceptaban retractarse de sus ideas.
Los castigos propuestos por la Inquisición eran ejecutados por la justicia
civil.
La Iglesia Católica, el arte y la cultura urbana
La Iglesia Católica, institución fundamental durante la Edad
Media, mantuvo durante todo este período su clara hegemonía en el plano religioso
y en el cultural. Ocupó un lugar preponderante en las ciudades, debiendo responder
a las nuevas necesidades urbanas y a los desafíos que planteaban los cambios de
mentalidad que se estaban gestando.
Los grandes monumentos de la fe
Una de las transformaciones acaecidas a partir del siglo XI,
y que alcanzó su auge en el siglo XIII, fue el progreso experimentado por la
construcción, especialmente de iglesias. En Europa se edificaron cientos de
ellas, tanto en las sedes episcopales –las catedrales– como en los monasterios.
Otras tantas fueron reconstruidas para embellecerlas.
Desde el siglo XI se impuso en la arquitectura el estilo románico que tuvo su máxima
expresión en las iglesias de los monasterios. Tomando algunos de sus elementos
e innovando en otros, a principios del siglo XII surgió un nuevo estilo
arquitectónico, el gótico,
cuya primera manifestación fue la reconstrucción de la iglesia de Saint Denis,
muy próxima a París.
El estilo gótico predominó en la construcción de las grandes
catedrales de las ciudades. Eran muy amplias para acoger a la creciente
población urbana, ocupaban un lugar central y destacaban además por su altura,
todo lo cual reflejaba la importancia de la fe y de la Iglesia en la ciudad.
Promovidas por el obispo, estas monumentales obras no habrían
sido posibles sin la contribución económica de los burgueses, las riquezas de
las ciudades y la enorme capacidad técnica de una gran variedad de artesanos.
La catedral era el símbolo y centro espiritual de la ciudad.
Su construcción demoraba decenas de años en una tarea que involucraba a toda la
comunidad y a varias generaciones. Se embellecieron con esculturas, pinturas y
hermosos vitrales de colores, cuyas imágenes instruían a los fieles en las verdades
de la fe y en los episodios de la Biblia.
Las transformaciones políticas
El panorama político de Europa en la segunda mitad del
período medieval era complejo y diverso.
Aún perduraba el ideal de la
unidad de la Cristiandad, que estaba
representado por una parte por el Papa, encabezando la jerarquía de sacerdotes
y religiosos, y por otra parte por el Emperador, con su pretensión de encabezar
la jerarquía de los reyes, los nobles y las comunas. Este ideal de una
autoridad universal rigiendo la comunidad de los pueblos cristianos no llevó a
ninguna unificación política e incluso fue echada p sí por conseguir el dominium mundi, el
dominio universal.
En la práctica, lo que existía era una atomización del poder político, es decir, el poder estaba en manos de pequeñas unidades representadas,
por una parte, por los señores feudales, y por otra parte, por las ciudades con
sus gobiernos municipales. Ambos tipos de unidades representaban modelos en
cierto modo antagónicos por su tipo de organización, sus intereses económicos,
su estructura social y su mentalidad.
Entre el ideal de la autoridad universal y la realidad de una
fragmentación excesiva del poder político, existía un nivel intermedio que iría
adquiriendo cada vez mayor fuerza: los reyes y sus reinos. En algunos territorios
de Europa, especialmente en el sector occidental, comenzaría el paulatino fortalecimiento de las monarquías.
Los reyes fueron aumentado su poder efectivo a través de las
relaciones que establecieron con los diferentes estamentos y aprovechando las
circunstancias que les fueron favorables.
• El poder de los reyes se veía disminuido por el poder
efectivo que habían alcanzado los señores feudales, pero un rey tenía la
ventaja de pertenecer al mundo feudal y, más aún, de ocupar el lugar más alto
de la jerarquía, de modo que en algún momento propicio podía exigir la
obediencia de los grandes señores que le debían fidelidad. En muchos casos esto
se logró mediante conflictos bélicos, que permitieron a los reyes aumentar el
territorio
sobre el cual ejercían su dominio.
• Los reyes se presentaron como protectores y defensores de la
Iglesia y esta tendió a favorecerlos. Se hizo habitual que los reyes fueran
consagrados en una ceremonia de carácter religioso, lo cual los legitimaba,
colocándolos sobre los señores feudales y los demás habitantes del reino.
• Para la burguesía, muchas veces los reyes aparecían como sus
aliados en los conflictos que los enfrentaban con los grandes señores. A los
burgueses les interesaba la existencia
de una autoridad que garantizara la paz y que favoreciera la actividad
comercial, liberándola de las trabas que imponían los señores feudales. Por eso
fue habitual que apoyaran con su dinero a los reyes y les permitieran financiar
sus ejércitos
y funcionarios.
• Los reyes muchas veces mediaron en los conflictos que
enfrentaban a distintas fuerzas sociales, con lo cual iban aumentando su
prestigio y su influencia. El derecho romano comenzó a ser recuperado en las universidades,
lo que tuvo una doble consecuencia: se fue implantando el derecho escrito,
desplazando a los señores feudales en la administración de justicia y
lentamente se impuso la doctrina según la cual era el rey quien tenía en su
territorio la facultad de gobernar, legislar y administrar justicia.
Crisis y cambio en el fin de una época
El crecimiento y expansión que vivía Europa desde el siglo XI
fue interrumpido en el siglo XIV por una crisis que abarcó distintos ámbitos de
la sociedad medieval:
• El hambre y la peste: a
partir de 1318 hubo una sucesión de malas cosechas, probablemente debido a un
período de bajas temperaturas, lo cual provocó una gran escasez de alimentos,
principalmente de cereales. Fue un duro período de hambrunas que provocó muchas
muertes y debilitó a la población en general. Esta población, ya debilitada,
fue azotada por una terrible epidemia. En las bodegas de los barcos que
transportaban trigo desde Oriente hacia Europa, llegaron ratas que alojaban
pulgas portadoras del bacilo de la peste bubónica, también llamada "peste
negra". La picadura de pulga en los seres humanos propagó la enfermedad,
transformándose en una epidemia que se expandió rápidamente desde el año 1348,
especialmente por las ciudades, causando una mortandad de enormes proporciones.
• Crisis económica y social: la dramática disminución de la población, con la consecuente
falta de trabajadores, acentuó la escasez de productos. La disponibilidad de
alimentos en los campos fue menor y, por lo mismo, se redujeron las rentas de
los señores y aumentó la miseria campesina. Las exigencias desmedidas de los señores
provocaron en algunos lugares sublevaciones
de campesinos que fueron duramente reprimidas. En las
ciudades también hubo conflictos por la disminución de la producción y del
comercio, y por el alza de los precios. Se agudizaron las tensiones entre los
más pobres y los sectores más ricos de la ciudad, lo que desembocó en algunas revueltas urbanas.
• Guerras constantes: en
gran parte de Europa la crítica situación que se vivía fue agravada por las
guerras. El conflicto más duradero fue protagonizado por los reinos de Francia
e Inglaterra, con interrupciones, entre los años 1337 y 1453, en la llamada
Guerra de los Cien Años. Las guerras de este período debilitaron aún más a los
señores feudales y fortalecieron el poder de los reyes, los cuales, además,
incorporaron el uso de la artillería.
• Problemas de la Iglesia Católica: al interior de la Iglesia existía un sentimiento de crisis.
Los fieles percibían, sobre todo en los altos dignatarios, un relajamiento
moral y un mayor interés por los asuntos políticos y económicos que por la
labor pastoral. La figura del Papa se había debilitado y desprestigiado. A
comienzos del siglo XIV, a instancias del rey de Francia, un arzobispo francés
fue elegido Papa, Clemente V, y trasladó su residencia a Avignon. En esa ciudad francesa residieron los
pontífices durante 64 años hasta que Gregorio XI regresó a Roma en 1377. Al año
siguiente murió y fue elegido Papa un italiano, Urbano VI, pero los cardenales
franceses nombraron a otro, Clemente VI, quien se trasladó a Avignon. Esta división
de la Cristiandad, en que unos pueblos obedecían al Papa de Avignon y otros al
de Roma, se ha denominado Cisma de Occidente.
La situación se resolvió en 1417, en el Concilio de Constanza, con la
elección del Papa Martín V, quien volvió a residir en Roma.
Durante el siglo XIV, además de las crisis ya mencionadas, se
fue verificando una serie de cambios que marcarían las tendencias de la nueva época
que se venía gestando. Entre ellos, se pueden reconocer los siguientes:
• La crisis de la Iglesia Católica iba más allá de los
problemas que había experimentado el papado y comenzaron a manifestarse en su interior,
cada vez con mayor énfasis, las exigencias de una reforma.
• Mientras las monarquías seguían fortaleciéndose, el
emperador del Sacro Imperio Germánico iba perdiendo poder, más aún cuando, a mediados
del siglo XIV, la corona imperial se hizo electiva. Este debilitamiento
favoreció el poder de los príncipes laicos y eclesiásticos que dominaban los
múltiples territorios del imperio y permitió el desarrollo más independiente de
las ciudades comerciales alemanas, las que agrupadas en la Hansa, controlaron
el comercio del mar del Norte y el Báltico. La Hansa llegó a contar con más de 70
ciudades y fue liderada por la ciudad de Lübeck.
• Las ciudades italianas continuaron en su senda de progreso,
pero el comercio mediterráneo se vio dificultado por el avance turco en Asia
Menor. Los europeos ya no tenían el acceso a Asia que habían
tenido en el siglo XIII y comenzaron los intentos de encontrar nuevasrutas
comerciales al Oriente, concentrándose los esfuerzos en la navegación por el
océano Atlántico. Estos viajes se vieron favorecidos por la introducción de
adelantos técnicos como la brújula, el astrolabio y los portulanos.
• La cultura comenzaba a secularizarse. La recuperación del
saber clásico despertó, en una elite intelectual, el interés por el estudio de los
antiguos autores griegos y romanos, sentándose las bases del movimiento denominado
Humanismo. Entre sus precursores destacaron Dante Alighieri, Francesco Petrarca
y Giovanni Bocaccio, autores italianos que escribieron en lengua vernácula y
comenzaron a poner de relieve temas humanos.
Edad media from Luis Silva
Cuestionario Edad Media
Cuestionario Edad Media
1. ¿Dónde se sitúa geográficamente el período estudiado (baja
Edad Media)?, ¿en qué contextos geográficos habitaba la población?
2. Describe las características de la baja Edad Media,
considerando los aspectos humanos, económicos, sociales y políticos.
3. ¿Qué es un burgo?, ¿qué características tuvieron a fines de la
Edad Media?
4. ¿Qué privilegios políticos podían obtener los habitantes de un
burgo?, ¿por qué?
5. ¿Cuál fue la finalidad que tuvo la alianza entre la monarquía
y los burgueses a fines de la Edad Media?
6. ¿Cuáles crees que habrán sido las ventajas y desventajas de
vivir en los espacios rurales a fines de la Edad Media?, ¿ha cambiado esa
situación en la actualidad?
7. ¿Cuáles crees que habrán sido las ventajas y desventajas de
vivir en los espacios urbanos a fines de la Edad Media?, ¿ha cambiado esa
situación en la actualidad
8. ¿Por qué muchas de las ciudades de fines de la Edad Media eran
amuralladas?
9. ¿En qué consistió la revolución del año 1000?
10. Respecto de la situación de la nobleza a fines de la Edad
Media, ¿cuáles fueron los elementos de continuidad y cambio en relación con el
resto de la Edad Media?
11. ¿Cuáles eran los principales productos del intercambio
comercial a fines de la Edad Media?, ¿con qué actividades económicas los puedes
vincular?
12. ¿Cuáles fueron las principales rutas de intercambio a fines de
la Edad Media?
13. ¿Qué significa “acumulación económica”?, ¿cuál era su
finalidad a fines de la Edad Media?
14. ¿Qué características tuvo el capitalismo a fines de la Edad
Media?, ¿cómo se relaciona con la burguesía?
15. ¿En qué situación social y económica se encontraban los
burgueses y artesanos a fines de la Edad Media?
16. Existe una relación entre la arquitectura románica y gótica, y
los espacios rurales y urbanos, respectivamente? Argumenta.
17. ¿Quiénes podían acceder a educarse en las universidades
medievales?, ¿cuál es tu opinión al respecto? Argumenta.
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